Los autores coinciden en que no existe educación sin una
experiencia significativa, el interés nato del infante, lo que lo hace feliz.
Pero ¿Qué tanto influye el entorno en sus intereses, en la definición de “felicidad”?,
la sociedad posmoderna obsesionada con obtener objetos materiales, éxito sinónimo
de dinero, gadgets, ropa exclusiva, autos, y cualquier cosa que pueda
anunciarse en televisión.
Tal vez como padres creemos que nuestro ejemplo es
suficiente, que nuestras acciones serán las que marquen el rumbo de la vida de
nuestros hijos, pero el enemigo está en casa, los programas, caricaturas y
películas para “niños” con mensajes claros, llenos de estereotipos, tal como el
racismo, desigualdad de género, discriminación, belleza o fealdad. No podemos
aislar a los niños del mundo sería injusto, pero da miedo la respuesta cuando
preguntas a cualquier niño ¿Cómo vive una persona feliz?, pocos niños hablaran
de valores, autoestima, la felicidad se asocia a la posesión de objetos.
La pregunta sigue en el aire ¿Cómo proteger a nuestros
hijos?, ¿Cómo guiarlos?, parece que la mayoría de los padres tiene una venda en
los ojos y no se da cuenta del efecto negativo y a largo plazo irreparable de
los niños y la publicidad.
En mi caso partículas evito que vea televisión más de 4
horas en el día, vemos película de Disney, caricaturas, programas como plaza sésamo,
o hi5, me he tomado el tiempo de prestar atención a todo lo que va dirigido a
niños y es claro la finalidad de todos inclusive muchos disfrazados de “educativos”,
la finalidad es vender más allá de los objetos, vender ideas, sueños,
felicidad.
Hice un experimento con mi hija Michelle de 2 años 11 meses,
le pregunte ¿Qué ves aquí? Después le mostré algunos logotipos tipográficos y
sus respuestas me sorprendieron a continuación la lista.
Debo de aclarar algunas cosas curiosas de nuestras vidas, en
mi casa no se toma coca-cola, no tenemos ipad, ni un coche de la marca nissan.
¿Quisieras hacer este experimento con tus hijos pequeños?